Prólogo


     DE LAS SECTAS da sentido al universo particular del corredor de fondo, del antihéroe, del anti líder; que busca la verdad a toda costa. Él mismo sabe que esa verdad no existe si no es a riesgo de que su verdad no sea realmente la auténtica, porque hay infinitas ¡hasta en uno mismo! intuye que existe esa contradicción y que él mismo puede convertirse en ese héroe que él tanto desprecia…pero continúa.

    El concepto de la serie ilustra la historia de un personaje anónimo que está preocupado por encontrar su verdad, un sentido; necesita encontrar ese lugar, encajar en el mundo, entender la mecánica del cómo. Necesita un nuevo orden.

     Confuso y caótico mentalmente por los traumas de su vida reciente y tergiversada su mente por las obsesivas lecturas naturalistas del Quijote y Galdós junto a los Disparates de Goya, no sabe ya distinguir entre ficción y realidad. Se cree uno de esos personajes, decide organizar su propio universo, se aísla tras esa máscara que ha creado y en la que se siente seguro, está protegido del mundo hostil que le rodea; cree ser feliz en su realidad y hasta piensa firmemente en el deber de extrapolar esa realidad al entorno más inmediato, pero en verdad, esa, su propia realidad, le está convirtiendo en un paranoico, en un déspota que no admite discusiones ¡ya es absoluto! ¡es la ley del embudo!

   Por desgracia, existen miles, millones de absolutos repartidos por el mundo que parecerían patéticos si no fuera porque son los causantes de tanto sufrimiento y de tanto odio; y aunque su influencia sea limitada, esto es: sus propios seres queridos, parejas, hijos, familiares, amigos o compañeros más cercanos. Lo cierto es que, aquellos imponen sus verdades a estos que son los que padecen sus influencias en sus diminutas islas.

     Y si ya es bastante difícil mantener constantemente las caretas y los disfraces cuando en realidad se es lo que se es, un minúsculo grano de la humanidad, y si esa humanidad tan solo es una mota de polvo en el vasto universo aún desconocido. Con todas esas limitaciones, no sé, no entiendo porqué unos tantos quieren imponerse sobre otros cuantos y tampoco sé porqué esos cuantos se dejan cegar por esos tantos y, más hoy, con nuestra desarrollada tecnología. Habría que sumergirse en sesudos debates psicológicos para arrojar más luz, pero ese no es el objeto de esta historia.

     Por otro lado, las nuevas redes sociales han cambiado… mejor dicho, reemplazado a los tradicionales medios de comunicación con sus múltiples mundos paralelos, con personajes de ficción más que personas reales, que escuchan lo que quieren escuchar. Estas nuevas tecnologías que nos facilitan a diario la vida ¿no serán acaso innecesariamente alienantes? Al fin y al cabo, son siempre las mismas cuestiones: política, religión, economía, injusticias, relaciones…

     Lo cierto es que ya solitario en su atalaya en donde ya no hay vuelta atrás, en donde se ha hecho grande o se cree grande y después de un sueño en que se le aparece Salomón anunciándole nada y mostrándole Todo sin decirle una palabra, se despierta iluminado e intenta quitarse la máscara, pero ya no puede, y no puede porque es temido, aunque él crea que le respetan; porque ya no confía en nadie y piensa que todos quieren quitarle su sitio. Se da cuenta de que está solo en lo alto de su colina, de que tiene frío, de que está atrapado y de que no sabe como bajar.

     Es cuando empieza la verdadera lucha, salir de todas esas rigideces, volver a ser libre, renacer, cuestionarse todo a si mismo. En su desesperada carrera por volver a ser persona, nada será como antes.

 

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